Cuando ya tenemos una rutina de entrenamiento programada, y estamos habituados a hacer deporte, lo ideal es que empecemos a integrar nuestra mente dentro de la actividad física.

Para hacerlo, simplemente debemos pararnos a escuchar lo que dice nuestro cuerpo.

Empezaremos haciendo una meditación antes de entrenar que no servirá para evaluar nuestro estado físico y mental.

Después de esta evaluación esta información la utilizaremos para entrenar de manera correcta. A continuación, deberemos visualizar el entrenamiento antes de hacerlo y concentrarnos en nuestras fibras musculares.

Mientras que estemos entrenando es muy importante ser consciente de absolutamente todos nuestros músculos o por lo menos de los músculos que están ejercitándose en ese momento. Debemos sentir hasta donde están haciendo fuerza concéntrica y hasta donde están haciendo fuerza excéntrica, o lo que es lo mismo, debemos sentir nuestras fibras y la fuerza que estamos aportando con cada una de ellas. Parece mentira pero una vez que somos capaces de entrenar sintiendo el entrenamiento nuestras mejoras son mucho mayores.

Cuando termines de entrenamiento, intenta de nuevo volver a hacer una meditación para valorar cuál es el estado de tu mente y cuál es el estado de tu fatiga corporal. Utiliza esta información en los siguientes entrenamientos.

Por último intenta estirar todo el cuerpo todos los días durante 20 minutos. Estando en la misma línea que los procesos anteriores no estires sin pensar estira sabiendo cuánto quieres alargar tus músculos y combínalo con respiración para conseguir tu objetivo.

 

Amanda Solera Tejero

Técnico deportivo

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